El cacareado oro de Moscú aparece en Guadalajara el mismo día que Carrero Blanco vuela por los aires en Madrid.

¿Y si todos guardáramos en nuestra mente ese sentimiento y esa risa que nos ayudaron a vivir?

Un joven guardia civil llega al emblemático Cuartel de Globos en junio de 1973. Pronto acaba enamorado de una alcarreña, de los caballos que allí hay, de las murallas rotas del cuartel y de las estrellas, pero no de las que se cuelgan en el uniforme sino de las del cielo para disgusto de su padre, el coronel Genaro Robles Durante las Fiestas de Guadalajara se enfrenta a su primer caso adentrándose en la etnia gitana. Unos singulares gitanos que rondarán toda la historia.

Con el atentado del almirante Carrero Blanco y la aparición del oro de Moscú, la novela se dispara con acontecimientos tan divertidos y surrealistas como dramáticos. Hasta la mañana de año nuevo de 1975 en la que todo cambia de una manera brutal.

En mitad de la historia la autora, en su osadía, se atreve a revelarle un breve secreto al lector. Para ello le traslada al siglo XIV, al Alcázar Real de Guadalajara.

viernes, 1 de diciembre de 2017

Una noche



“-¡Alfonso XIII! –dijo la gitana en jarras desde el dintel de la puerta.
-Y Napoleón Bonaparte ¡Buenos días, María de las Begoñas! –saludé- ¿Qué te trae por aquí?
-¿Dónde está Alfonso XIII?
-¿Es una adivinanza? ¿Tiene algo que ver con tus hermanos? –pregunté.
-¡La última vez! ¿Dónde está Alfonso XIII?
-Muerto, pero ahora no recuerdo dónde le enterraron.
La gitana palideció y se sentó en una silla. Dejé los papeles y me aproximé a ella.
-Pero hace siglos… -me agaché-. A ver, María ¿por qué te interesa ahora tanto la Historia?
-¿Qué historia ni qué ocho cuartos? Alfonso XIII tiene que dar la cara.

Aquella conversación de besugos me asfixiaba. Estaba sudando. Me puse de pie, fui hacia la cafetera y me serví un café frío con hielo. Di un sorbo largo y la miré. El pelo ondulado le sentaba de maravilla, sus ojazos negros esperaban una respuesta.

-Empezamos. ¿De qué hablas? –pregunté.
-De tu amigo. Alfonso XIII.
-¿Mi amigo…? Anda coño es verdad, el Culebra se llama Alfonso Trece. Y qué pasa con mi amigo.
-¡Que me ha dejado preñada!”


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